Nota y fotos de Sebastián Sansón Ferrari
Convocados en torno al lema “Bienvenida tu misericordia, bienvenido seas Señor”, en una jornada que se presentó soleada, los participantes de las comunidades de Cerro Largo y Treinta y Tres se congregaron a las 10 h, en el Teatro de Verano, para dar inicio a la Fiesta con un tiempo de adoración al Santísimo y de reconciliaciones a cargo de varios sacerdotes. Luego, las comunidades partieron en procesión hacia la Catedral, encabezada por la imagen de la Virgen del Pilar, Patrona de la Diócesis de Melo.
Luego del pasaje por la Puerta Santa, comenzó la Misa presidida por el Cardenal Sturla, quien manifestó su gozo por participar en la Fiesta Diocesana y agradeció la invitación de Mons. Bodeant. Todos los bancos estaban repletos, no cabía ni un alfiler y varias personas debieron estar paradas. En su homilía, Sturla remarcó el papel de la Virgen María en la vida de la Iglesia. “Entrelazada la Virgen en nuestra vida y en nuestra historia porque siempre se mete con dulzura. María: vida, dulzura y esperanza nuestra”, afirmó. En este sentido, comentó cuántas veces María estuvo presente en su historia de vida, al tiempo que invitó a los asistentes a la Eucaristía a “ser Iglesia en salida porque la vida cristiana es movimiento, acción, pero no modorra”. “La Iglesia no es club de perfectos sino pueblo santo de Dios”, precisó. “Hay que salir y anunciar a Cristo con alegría”, invitó el Arzobispo de Montevideo. “Gracias, Señor, por el don de la fe, por el don de tu Madre. Que todos nosotros nos sintamos con coraje bajo el manto de María para anunciar al Señor”, concluyó.
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