El papa Francisco criticó hoy que la educación de los niños se deje en manos solo de lo que llamó "expertos" e instó a los padres a que "se impliquen plenamente en la educación de sus hijos".
"Si la educación familiar recobra su protagonismo, muchas cosas cambiarán para bien. Es hora de que los padres y las madres regresen de su exilio y se impliquen plenamente en la educación de sus hijos", dijo durante su catequesis en la audiencia general que celebra cada miércoles en la plaza de San Pedro.
Francisco comenzó su alocución destacando "qué difícil es que los padres eduquen a sus hijos cuando los ven sólo por la tarde y vuelven a casa cansados" y señaló que es "aún más difícil para los padres separados".
Lamentó que "intelectuales de todo tipo han hecho callar a los padres de mil maneras para defender a las jóvenes generaciones de los daños - verdaderos o presuntos - de la educación familiar".
Sobre ello, Francisco lamentó la presencia de los llamados "expertos" que saben de todo y los padres deben solo "escuchar, aprender y adecuarse" y así, "se les ha privado de su papel" y "así se vuelven excesivamente aprensivos y posesivos con sus hijos, hasta llegar a no corregirlos nunca".
Francisco aseguró que "la alianza educativa está en crisis en nuestros días" y como ejemplo también citó "las tensiones y desconfianza entre padres y profesores". Jorge Bergoglio contó una anécdota personal de su niñez y explicó que un día la maestra convocó a su madre porque le había contestado mal y su madre le pidió que pidiera perdón y después lo reprendió en su casa. "Si pasa esto ahora, son los padres los que van a regañar a la maestra", dijo.
En septiembre de 2014, el Papa Francisco compartió esta anécdota por primera vez cuando recibió en el Vaticano a los participantes de un evento sobre educación. En esa ocasión el Papa Francisco explicó que hace falta disciplina para educar a los niños y consideró que el ámbito familiar y educativo se necesita recuperar los lazos y trabajar unidos. “No podemos dejar a los chicos solos, no podemos dejarlos en la calle, ni desprotegidos, a merced de un mundo en el que prevalece el culto al dinero, a la violencia y al descarte”.
El pontífice argentino también reconoció cómo ahora no hay tiempo para "hablar, reflexionar y confrontarse", ya que "muchos padres están secuestrados por el trabajo y otras preocupaciones, abrumados por la nuevas exigencias de sus hijos y de la complejidad de la vida actual y se paralizan a la hora de actuar". Pero, agregó, "el papel de los padres es insustituible, solo ellos pueden compensar algunos errores".
Francisco también aconsejó a los padres que no "exasperen" a sus hijos y que tampoco los "desanimen", "pidiéndoles cosas que se sabe que no pueden hacer".
A los padres separados, Francisco les pidió que "no hagan rehenes a sus hijos" ya que a veces por las disputas "son los hijos los que llevan el peso de esa separación".
Lea la catequesis completa del Papa en: https://www.aciprensa.com/noticias/texto-catequesis-del-papa-francisco-sobre-los-padres-y-la-educacion-de-los-hijos-51144/
Fuente: Efe
viernes, 22 de mayo de 2015
miércoles, 6 de mayo de 2015
Papa Francisco declaró "venerable" a Monseñor Jacinto Vera
Papa Francisco aprobó decreto previo a beatificación de Jacinto Vera
El papa Francisco aprobó el decreto con el que se reconocen las "virtudes heroicas" de Jacinto Vera, primer paso en el proceso de beatificación del primer obispo de Montevideo en una causa que comenzó hace 80 años.
El decreto con el que Jacinto Vera es declarado “venerable” fue aprobado en la audiencia que concedió el papa al prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, al arzobispo Angelo Amato, según Montevideo Portal.
Vera, quien fuera el primer obispo uruguayo, murió el 6 de mayo de 1881 en una posada de Pan de Azúcar, en uno de sus numerosos viajes misioneros.
Había nacido el 3 de julio de 1813 durante el viaje en el que sus padres, provenientes de las islas Canarias, venían como inmigrantes a Uruguay.
Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión y para que sea canonizado (santo) es necesario un segundo milagro. Ese segundo milagro debe ocurrir después de ser proclamado beato.
Testimonio ejemplar
La Iglesia uruguaya ha pedido siempre acelerar el proceso de beatificación de Jacinto Vera, cuya causa comenzó hace 80 años.
El episcopado uruguayo evocó el testimonio ejemplar de este obispo y su entrega a los más desfavorecidos del que sería -en el caso de que se aprobase en futuro su canonización- el primer santo de Uruguay.
Vera pasó su niñez en el territorio que hoy corresponde a la localidad de Toledo y entró con 19 años en el seminario de los jesuitas y fue ordenado sacerdote el 28 de mayo de 1841 en Buenos Aires.
En 1856 se convirtió en vicario apostólico de Montevideo y luego tras ser nombrado obispo fue el fundador del primer seminario de jesuitas en Uruguay.
El papa Francisco aprobó el decreto con el que se reconocen las "virtudes heroicas" de Jacinto Vera, primer paso en el proceso de beatificación del primer obispo de Montevideo en una causa que comenzó hace 80 años.
El decreto con el que Jacinto Vera es declarado “venerable” fue aprobado en la audiencia que concedió el papa al prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, al arzobispo Angelo Amato, según Montevideo Portal.
Vera, quien fuera el primer obispo uruguayo, murió el 6 de mayo de 1881 en una posada de Pan de Azúcar, en uno de sus numerosos viajes misioneros.
Había nacido el 3 de julio de 1813 durante el viaje en el que sus padres, provenientes de las islas Canarias, venían como inmigrantes a Uruguay.
Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión y para que sea canonizado (santo) es necesario un segundo milagro. Ese segundo milagro debe ocurrir después de ser proclamado beato.
Testimonio ejemplar
La Iglesia uruguaya ha pedido siempre acelerar el proceso de beatificación de Jacinto Vera, cuya causa comenzó hace 80 años.
El episcopado uruguayo evocó el testimonio ejemplar de este obispo y su entrega a los más desfavorecidos del que sería -en el caso de que se aprobase en futuro su canonización- el primer santo de Uruguay.
Vera pasó su niñez en el territorio que hoy corresponde a la localidad de Toledo y entró con 19 años en el seminario de los jesuitas y fue ordenado sacerdote el 28 de mayo de 1841 en Buenos Aires.
En 1856 se convirtió en vicario apostólico de Montevideo y luego tras ser nombrado obispo fue el fundador del primer seminario de jesuitas en Uruguay.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)